En muchos países, incluido Guatemala, los jóvenes enfrentan una realidad preocupante: la falta de espacios de participación. A pesar de constituir una parte significativa de la población, las oportunidades para que los jóvenes influyan en la toma de decisiones, tanto a nivel comunitario como nacional, son limitadas.
Este déficit no solo restringe el potencial de la juventud, sino que también priva a nuestras comunidades de ideas frescas e innovadoras que podrían contribuir a un desarrollo más inclusivo y dinámico. La falta de representación y de voz en los procesos importantes perpetúa un ciclo de exclusión que necesita ser roto para construir un futuro más justo y equitativo.
Tomando en cuenta esta realidad surge el proyecto «Juventudes Empoderadas para Ejercer sus Derechos» que tiene como objetivo principal fortalecer las capacidades de liderazgo de los jóvenes, brindándoles herramientas y oportunidades para que se conviertan en agentes de cambio en sus comunidades.
Zohatlin, una joven de 22 años participa en el proyecto y demuestra una gran pasión por el liderazgo en su comunidad. “Nosotros como jovenes tenemos voz y voto en la sociedad, podemos influir y aportar ideas” nos comenta.
Para ella es necesario reconocer el valor de las ideas de la juventud “muchos adultos creen que somos incapaces por tener menos experiencia, pero tenemos nuevas perspectivas que podemos aportar”.
“La falta de oportunidades, educación y salud nos frena de poder aportar y construir nuestro entorno.”
Zohatlin
Misael, de 20 años, comparte una historia similar. Con un fuerte compromiso con la educación y el desarrollo comunitario, Misael ha aprovechado cada oportunidad brindada por el proyecto para crecer y aprender. “Considero que todo joven puede tener la actitud de liderazgo para generar un cambio en nuestra sociedad. Es cuestión de identificar los espacios en los que podemos aportar” comenta.
Para Misael y muchos otros jóvenes la falta de formación y oportunidades de participación resulta una limitante. “En mi comunidad no hay muchas oportunidades de formación y los jóvenes no saben como ejercer su liderazgo. Necesitamos que tomen en cuenta nuestras propuestas y que no nos nieguen el derecho a la libre expresión.”
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