En una de las comunidades de Quiché, nos encontramos con doña Patrocinia Salazar, ella es maya k’iche’, madre de familia y costurera. Mientras pasan los días, al igual que muchas familias de su comunidad, aún padecen las consecuencias que va dejando la Covid-19.

Ella es participante de un proyecto que Educo ejecuta por medio de las Asociación Asuvi y, recientemente fue parte de las familias beneficiadas de la asistencia humanitaria brindada en comunidades indígenas del Quiché Guatemala. En una de las jornadas, se acercó al personal técnico para mostrar su agradecimiento, a la vez aprovechó el momento para compartir su vivencia durante la emergencia sanitaria y en esta nueva normalidad.

“Lo que está pasando en estos tiempos, me recuerda el sufrimiento que tuvimos hace varios años, siento que la historia se está repitiendo, uno ya no puede salir a caminar por las restricciones o por miedo a contagiarse” comienza diciendo doña Patrocinia, al hacer referencia de los años 80, su comunidad fue de las regiones afectadas por la guerra civil en Guatemala.

“Cuando el presidente anunció que la enfermedad había llegado, las personas comenzaron a asustares” dice, muchas personas se alarmaron, se les alteraron los nervios, tal como lo relata “para el susto tuvimos que preparar medicina con lo que teníamos a nuestro alcance, té de albahaca, altamisa, limón, mora o verbena, eso ayudó para aliviar los nervios, porque daba miedo salir, pero ahora ya estamos un poco mejor” comenta.

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La falta de empleo significó ausencia de ingresos económicos para muchas familias, y las comunidades rurales han sido las más afectadas, “Si te encuentran en la calle en una hora no permitida, te podían llevar y debías pagar la sanción, no solo que no tenemos dinero, todo eso fue parte del sufrimiento que nos trajo esta enfermedad, por eso, agradezco por el apoyo que nos están brindando, es lo que les vamos a dar a nuestros hijos, ahora que tenemos pocas opciones para generar ingresos económicos, las labores de costura han disminuido y es difícil conseguir trabajo” manifiesta.

Doña Patrocinia, como otras familias valoran las acciones de asistencia humanitaria, a ella le recuerda una experiencia que tuvo en el pasado “yo sé que están arriesgando su salud, quizá sientan hambre o sed, porque yo he tenido esa experiencia. En una ocasión estuve colaborando para una organización por un proyecto de estufas, donde yo tenía que salir a citar a la gente en las comunidades y en el camino pasé hambre, a veces utilicé mis propios recursos y estoy seguro de que ustedes pasan por esa misma experiencia” compartió.

En todo momento de la breve conversación, ella se mostró muy agradecida por el apoyo recibido, un gesto que prevalece en la cultura de las comunidades indígenas. La situación económica sigue siendo una situación difícil para las comunidades y la acción humanitaria es un alivio que contribuye a la subsistencia de las familias vulnerables mientras las condiciones mejoren “Agradezco a quienes hicieron posible este apoyo que significa mucho para nosotros, así ya podemos complementar la alimentación de nuestros hijos y nuestras familias” concluye doña Patrocinia.

Las consecuencias de la Covid-19 afecta a las poblaciones indígenas que son las más vulnerables, por eso Educo Guatemala por medio organizaciones socias, además de las acciones humanitarias, también está impulsando proyectos para la implementación de huertos agroecológicos, con el propósito de contribuir a reducir la desnutrición en niñas, niños, adolescentes y sus familias donde mujeres como doña Patrocinia y otras familias están comenzando a cosechar hortalizas en sus parcelas.

Actualmente, Guatemala se encuentra en etapa de reapertura económica, se han liberado algunas restricciones como el toque de queda, el transporte público está reiniciando labores, los comercios, entre otras actividades donde se procura la aplicación de medidas sanitarias establecido por las autoridades de salud, sin embargo, la Covid-19 sigue representando un riesgo alto para la mayoría de los habitantes.